Los tiempos cambian,
la vida pasa...
los escenarios y los seres
en una sucesión de imágenes
que no se detiene jamás,
pero una parte se queda en las manos del fotógrafo.
Bendito sea el sabio que invento el milagro
de detener momentos con los dedos y hacerlos eternos.
Tengo el tiempo en un botón y en la mente el mecanismo.
Mis ojos son radares que detectan emociones
que se tienen que exponer.
Veo escenas en mi mente que quisiera congelar por siempre,
situaciones del ambiente que debieran quedar así…
en ese segundo exacto donde no pude hacer el clic!
(decepción y reflexión)
se que habrá más momentos perfectos y que un día estaré lista…
Otra escena a la vista!
Nueva oportunidad.
(esperanza)
me agazapo, acecho!
otra vez me sumerjo en la vorágine de la casería.
Ardua lucha en la que esporádicamente se obtienen buenas presas,
esas piezas valiosas que lucimos como trofeos para animarnos a seguir.
Vamos por más,
y entendemos que debemos superarnos.
Vemos tanta belleza que nos mareamos
y debemos escoger rápido pero rigurosamente
que es lo que ha de prevalecer.
No importa cuanto sepamos,
siempre seremos aprendices.
Oportunistas, cazadores de detalles,
inventores de conceptos.
Impondremos diferentes perspectivas,
haciendo que muten los objetos,
que dejen de ser si para convertirse en otra cosa,
mostraremos una escena alternativa de la vida.
