Recostada en el suelo
entre dormida y despierta te vi,
ausente y alerta yo pude sentir
el peso de tu mirada sobre mí.
El fuego de conocerte reviví,
el instante previo y el reconocimiento,
estuve ahí…
de nuevo lo presencié todo:
El amor, el dolor, la pasión ciega,
la confesión y el problema.
El sentimiento desesperado,
la barrera, la distancia, el adiós;
el jamás y el por siempre.
Todas las dudas y las certezas,
lo que pasó y lo que no pasó.
No te preocupes, seguro habrá una razón…
(me decía intentando auto confortarme)
pero así viendo atrás, no lo podía creer…
sucedió tanto en el camino
que el recorrido me mareó.
No lo descifro, no encuentro el error,
solo se que está mal este presente que vivimos.
Es fuertísimo el dolor de encontrarte y extraviarte
una y otra vez.
Quisiera ahorrarme el pesar
de cruzarte de nuevo
pero no puedo evitarlo,
tarde o temprano sucederá
como siempre…
Solo Dios sabrá que,
pero algo especial nos une;
yo tengo la certeza
y vos lo podes presentir.
No se quien sos para mi…
¿quien soy yo?, ¿que soy para vos?,
quiero saber que hacés aquí,
porque te sigo;
porque volvés,
porque te busco,
porque venís.
De donde te conozco,
¿que hiciste por mi?,
que cosa te debo,
que hice mal;
que debo pagar.
¿Te abandoné?,
¿te hice sufrir?,
por si acaso… lo siento,
por las dudas te digo:
Yo ya te perdoné.
Necesito pensar que me desharé de todo esto un día,
que volveré a sentir como antes de mirarte a los ojos
y comenzar con este embrollo,
o que te amaré alguna vez
y me amarás,
en el mismo tiempo,
en el mismo lugar…