No mereces que te escriba,
¡que fastidio que sirvas de musa!
ojala me gustaras menos
y diera lo mismo si llamaras,
si te fueras o quedaras…
Ojala no hubiera hecho planes contigo
así no esperaría tanto ese maldito mensaje
que tardas tanto en enviar.
Ojala no sea tarde luego…
Cuando estamos juntos todo es fantástico,
pasión y locura,
un estallido de cómplices sonrisas
y montones de emociones simultáneas,
todo es tan perfecto…
se inunda el ambiente alrededor,
¡explota en pura adrenalina!
pero es fugaz como una estrella de deseos
y eso no es lo malo,
lo malo es lo esporádico.
Ojala fueras esporádico también en mis pensamientos,
o permanente en el día a día,
da igual…
Lo que molesta es la diferencia,
la desigualdad de condiciones.
Eso que me hacer sentirme un poquito mendiga
siendo yo tan digna en la vida.
Maldito sea el poder que te da ese sublime encanto
que me tiene a maltraer.
No se porque Dios te ha concedido esa ventaja
y porque la utilizas tan mal.
¡Inescrupuloso!
¡ojala pudiera mandarte a cualquier sitio bien lejano!
No se si me molesta mas tu preciosidad
o mi debilidad…
me siento una tonta hipnotizada.
El deseo de verte se torna por momentos tan intenso
que domina por completo mi atención,
hasta que se vuelve insoportable el pensamiento
y necesito quitármelo de encima.
Quisiera arrancármelo y que se me pase la urgencia,
como quien renuncia a un trabajo pesado…
que bueno sería mirarte ajena, de lejos
y poder decirte con orgullo: ¡Hasta acá llegamos corazón!
ya no te necesito…
acude a otro sitio con esa hermosa pero tortuosa
manera de amar.
No me alcanza ni para empezar
la efímera magia que me das,
yo te necesito más frecuente,
no estampillado pero tampoco ausente.
Ojala no me importaran las presencias y las ausencias,
ese asunto ruin del tiempo y la frecuencia,
ojala pudiera disfrutarte siempre
con el don de la paciencia pero no…
seguiré así odiándote
en la misma proporción de mi deseo.
Te borraré tantas veces como pueda y te volverás
a dibujar aquí hasta tanto yo lo quiera.